Recuerdos de infancia, multiplicados por la imaginación y el tiempo.
El espacio para redimir el pecado. Reclinatorio tan viejo como ayer. Muros de piedra, altos, gruesos, con ventanales que con hacen místico lo corriente. ¿Cuando pecamos y por qué? ¿Donde estaba el límite? De lunes a sábado vivíamos en la calle pero el domingo tocaba misa, nos curábamos las heridas en el confesionario y se cicatrizaban en el reclinatorio. El lunes sin marcas volvíamos a la vida mundana. Recuerdos de un pecado que nunca sabremos si fue o no.
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Junio 2020
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