Podría decirse que esto es amor. Palmeras que hasta ayer fueron sombra de la casa, hoy se mueren junto a las ruinas que las vieron crecer.
Es Corcoya, en Sevilla, pero podría ser cualquier lugar del mundo. La vida y la muerte están tan unidas y a la vez somos tan ciegos que no lo vemos y el sentimiento se nos hace cada vez más crudo, cuando lo sencillo sería pensar que estamos unidos hasta el final.
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Junio 2020
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